¿Qué es la presbicia?
- También llamada vista cansada es un defecto refractivo que se debe a la pérdida de elasticidad del cristalino, la lente natural del ojo que permite enfocar las imágenes a diferentes distancias.
- En consecuencia, la capacidad de acomodación disminuye
- Provoca dificultades para ver de cerca con nitidez
Se trata de un proceso de degeneración natural del ojo que se manifiesta generalmente a partir de los 40-45 años.
¿Por qué se produce?
El cristalino es como el “zoom” de una cámara fotográfica. Para poder enfocar los objetos cercanos, varía su forma y su potencia óptica.
En personas jóvenes, es muy flexible. Sin embargo, con el paso de los años, se va volviendo más rígido y se reduce de forma progresiva su capacidad de contracción (acomodación), dando lugar a la presbicia.
Por tanto, la vista cansada –igual que la catarata (pérdida de transparencia del cristalino)–, se producen por el envejecimiento de esta estructura indispensable para una visión nítida.
¿Cómo se puede prevenir?
La presbicia no se puede prevenir porque está ligada al proceso degenerativo del ojo. Al igual que otras partes de nuestro organismo, evoluciona con la edad.
Por lo tanto, a partir de cierto momento todos padecemos presbicia y, de hecho, afecta a más del 90 % de los mayores de 45 años.
A partir de los 40-45 años se recomienda realizar revisiones oculares periódicas
Por ello, es importante revisar la visión de forma periódica (controles anuales) especialmente a partir de los 40 años, cuando suelen aparecer los síntomas habituales de la vista cansada. Asimismo, a partir de esta edad empiezan a gestarse otras enfermedades oculares propias de la madurez.
Síntomas
Algunos de los síntomas de este defecto refractivo son:
- Dificultad para enfocar los objetos a poca distancia (menos de 1 m).
- Necesidad de alejar el libro, el móvil etc. para poder ver mejor.
- Sensación de que las letras de un texto “bailan” o están borrosas.
- Dolor de cabeza al fijar la vista en la lectura durante mucho tiempo.
- Fatiga ocular (enrojecimiento, ojo seco, escozor, sensación de arenilla, lagrimeo…), sobre todo al final del día o en condiciones de poca iluminación.
A medida que progresa la presbicia, suele hacerse más molesta e intensificarse. En otros casos, se convierte en un proceso “intermitente”.
Tras los primeros síntomas, algunos pacientes parecen mejorar y recuperar su capacidad de enfoque para volver a empeorar después.
Tratamientos asociados
Aunque la presbicia no se cura, hay varios métodos que, al igual que con otros defectos refractivos (hipermetropía, miopía, astigmatismo), ayudan a paliar la dificultad de enfoque.
Corrección óptica
Las gafas son el la opción más habitual y se pueden utililzar diferentes tipos de cristales según las necesidades de cada paciente.
Es habitual que, entre los 40 y 60 años, normalmente, sea necesario un cambio habitual de graduación debido a la evolución de la vista cansada.
Tipos de gafas
Monofocales: solo pretenden mejorar la visión de cerca y suelen utilizarse inicialmente para realizar tareas puntuales de precisión, como leer o coser.
Bifocales: combinan la visión de lejos (zona superior de la lente) y de cerca (zona inferior).
Ocupacionales: en este caso, la parte de arriba del cristal sirve para la visión a distancias intermedias y la parte de abajo para distancias próximas. Están especialmente indicadas para personas que pasan muchas horas delante del ordenador.
Progresivas: cambian progresivamente la graduación para corregir tanto la visión cercana, como intermedia y lejana.
También pueden utilizarse lentes de contacto, que deben adaptarse de forma personalizada en cada paciente.
Corrección quirúrgica
En la actualidad, el avance en cirugía refractiva permite corregir la presbicia para reducir la dependencia de gafas o lentillas en muchos pacientes.
Estos son las principales técnicas que se utilizan:
Cirugía láser: consiste en moldear la córnea para modificar su asfericidad (curvatura) y aumentar la profundidad de foco, compensando así la pérdida de acomodación del cristalino.
Implante de lentes intracorneales: no tienen poder óptico (es decir, no modifican las dioptrías) pero, igual que el láser, combaten la dificultad para enfocar en la visión cercana incidiendo en la curvatura corneal. Estas lentes se colocan centradas en la córnea y pueden extraerse con facilidad sin alterar las estructuras oculares, por lo que se trata de un procedimiento reversible.
Implante de lentes intraoculares: consiste en sustituir el cristalino por una lente pseudofáquica (ya sea monofocal o multifocal) que, a partir de cierta edad, cumple su función de manera más efectiva. Es el mismo procedimiento que se utiliza en la cirugía de catarata.
Determinar la cirugía o el tratamiento más adecuado requiere realizar un estudio personalizado de cada paciente.
En esta valoración, intervienen factores clave como lo siguientes: la edad, la profesión (en especial las que requieren un uso continuado de la visión cercana), las preferencias personales, que influyen en las necesidades visuales.
Especialistas que tratan esta patología
Preguntas frecuentes
La presbicia o vista cansada no es una patología, sino un proceso degenerativo normal asociado al envejecimiento del ojo y, por lo tanto, no se puede prevenir la vista cansada. Con la edad, el cristalino (lente natural del ojo) pierde elasticidad y capacidad de enfoque, provocando una pérdida de nitidez en la visión cercana que suele compensarse con la utilización de gafas.
Sin embargo, también es posible corregir la presbicia mediante intervención quirúrgica, cirugía láser e implantación de lentes intracorneales o intraoculares, que pueden ser de varios tipos según las necesidades de cada paciente. Generalmente, la cirugía se lleva a cabo cuando la presbicia está asociada a catarata, miopía o hipermetropía, y se recomienda esperar a que la graduación se haya estabilizado. En cualquier caso, es aconsejable consultar al oftalmólogo, quien realizará un estudio personalizado para determinar el tratamiento más adecuado teniendo en cuenta factores clave como la profesión o las preferencias personales además de la edad.
Hoy en día, se dispone de varias técnicas. La más popular para los pequeños defectos refractivos, tanto la miopía, como la hipermetropía y el astigmatismo es el LASIK. Pero también hay otras opciones para casos más especiales: lentes fáquicas, extracción del cristalino, lentes intracorneales o anillos intraestromales.
La presbicia o vista cansada no es una patología, sino un proceso degenerativo normal asociado al envejecimiento del ojo. Con la edad, el cristalino (lente natural del ojo) pierde elasticidad y capacidad de enfoque, provocando una pérdida de nitidez en la visión cercana que puede corregirse con gafas o a través de una intervención quirúrgica.
No se puede prevenir y, generalmente, se corrige con la utilización de gafas para ver de cerca. También es posible corregirla quirúrgicamente, mediante cirugía láser, implantación de lentes intracorneales o de lentes intraoculares, que pueden ser de varios tipos según las necesidades de cada paciente. Generalmente, la cirugía se lleva a cabo cuando la presbicia está asociada a catarata, miopía o hipermetropía. En cualquier caso, es importante esperar a que la vista cansada haya completado su proceso y se estabilice la graduación. En cualquier caso, se recomienda consultar al oftalmólogo, quien realizará un estudio personalizado para determinar el tratamiento más adecuado.
Antelación
En ocasiones, los pacientes desean realizarse tratamientos para verse mejor antes de un evento o de una ocasión especial. En estos casos, en líneas generales, se suele recomendar realizarlos con una antelación mínima de 3 semanas, para que:
- se puedan apreciar los resultados definitivos
- no hayan marcas
- tener margen para realizar retoques, en caso de que sean necesarios
Tratamientos quirúrgicos
Por su parte, los tratamientos quirúrgicos se suelen realizar con una antelación mínima de 2 meses para poder apreciar los resultados definitivos. En este sentido, generalmente, son cirugías mínimamente invasivas, sin marcas visibles, que tienen por objetivo mantener la armonía del rostro del propio paciente, alejándose de resultados demasiado artificiales.
La mejor época del año
La mayoría de tratamientos tanto de medicina estética, como quirúrgicos, pueden llevarse a cabo en cualquier momento del año.
La única excepción son los láseres (IPL y CO2), cuya aplicación no se realiza en periodo estival, ya que los rayos del sol inciden de forma negativa en el postratamiento.
Descubre aquí todos los tratamientos que realiza el Departamento de estética.
En ojos jóvenes, el cristalino, la lente natural del ojo, es muy flexible. Sin embargo, con la edad va perdiendo elasticidad y su capacidad de cambiar de forma y de enfocar los objetos próximos. Esta condición se llama presbicia o vista cansada y es normal en todas las personas a partir de los 40 años. Al estar relacionada con un proceso degenerativo, no se puede prevenir.
Normalmente, para facilitar el enfoque correcto de las personas con presbicia se prescriben gafas de lectura o lentes de contacto bifocales. Con frecuencia, entre los 40 y 60 años de edad, se requiere cambio de gafas cada dos años para eliminar la borrosidad causada por el endurecimiento del cristalino.
Sin embargo, para quienes desean reducir la dependencia de las gafas, cada vez son más amplias y efectivas las opciones quirúrgicas que permiten prescindir de corrección óptica. La cirugía refractiva para la presbicia es una alternativa en creciente demanda por parte de los pacientes.
Existen diferentes técnicas, aunque la más común es la implantación de lentes intraoculares que sustituyen el cristalino y que pueden ser de distintos tipos según las necesidades de cada persona. Este procedimiento es el mismo que se utiliza en la cirugía de catarata.
Otras posibilidades son la implantación de lentes intracorneales o la cirugía corneal con láser, que modifican la asfericidad de la córnea para aumentar la profundidad de foco y compensar la pérdida de acomodación del cristalino.
Para determinar la técnica más adecuada, es muy importante realizar un estudio personalizado del paciente que permita detectar factores clave, como la edad, la profesión o las preferencias y necesidades personales. El éxito de la cirugía refractiva dependerá en alto grado de la individualización del tratamiento, en base a un buen diagnóstico y a una correcta indicación.
La miopía es un defecto refractivo que se produce cuando el globo ocular es demasiado alargado o la córnea demasiado curva, por lo que las imágenes se enfocan delante de la retina y no sobre ella, dificultando la visión lejana. Suele corregirse con gafas o lentes de contacto, aunque la cirugía refractiva es una opción para quienes desean prescindir de corrección óptica. Salvo excepciones, la intervención debe realizarse una vez se haya estabilizado la miopía, de los 20 años en adelante. A partir de ahí, el factor edad no limita una posible cirugía, aunque sí influye en la elección de la técnica, que deberá ser valorada por el oftalmólogo.
Recomendamos realizar una visita a un centro especializado, aunque cuando se busca corregir un defecto refractivo a partir de los 50-55 años, suele implantarse una lente intraocular que sustituye el cristalino, la lente natural del ojo que con el tiempo va perdiendo elasticidad (presbicia) y transparencia (catarata). De este modo, la prótesis artificial implantada es ópticamente mejor que el cristalino natural del paciente de cierta edad.
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