¿Qué es?
Las inyecciones antiinflamatorias intraoculares son una forma de administrar de forma local y concentrada un fármaco dentro del ojo. En el caso de las uveítis, se utiliza en algunos casos la inyección intraocular de aintiinflamatorios (sobre todo corticoides) para control de la inflamación evitando los efectos adversos relacionados con la administración sistémica de los corticoides.
¿En qué casos se realiza?
La principal indicación de los corticoides intraoculares es el tratamiento del edema macular secundario a la inflamación intraocular.
Exámenes previos
Examen ocular más fondo de ojo. En la mayoría de casos se realiza una OCT previa y en algunos casos puede ser necesaria la realización de una angiografía fluorescencia. En el caso de las uveítis, es importante descartar la presencia de una infección intraocular antes de administrar el corticoide a nivel intraocular.
Durante la intervención
La inyección en sí es un procedimiento corto. Se puede realizar en quirófano o en consulta pero siempre bajo unas condiciones mínimas de asepsia. Se realiza con anestesia tópica (gotas) y generalmente no produce molestias.
Antes de la intervención
Antes de realizar la inyección, se realiza una desinfección del ojo y de los párpados. Posteriormente a la inyección, se deben instilar gotas de antibiótico en el ojo intervenido durante unos días.
Riesgos
Como cada intervención, el mayor riesgo es la infección del ojo. De todas formas, si se realiza una correcta profilaxis, el riesgo es mínimo (mucho menor que tras una cirugía de cataratas, por ejemplo).
Patologías asociadas
Expertos que llevan a cabo este tratamiento
Preguntas frecuentes
La Rejilla de Amsler es una prueba de autodiagnóstico muy eficaz para detectar los primeros síntomas de la DMAE. Se recomienda realizar esta fácil prueba de forma periódica a partir de los 50 años. Puedes descargarla junto con las instrucciones para realizar la prueba correctamente en este enlace.
Las personas con más de ocho dioptrías tienen alta miopía y deben someterse a revisiones periódicas oftalmológicas. Tienen algunas limitaciones, como la cirugía refractiva con Láser Excímer, que está indicado para pacientes con menos de 8 dioptrías. Pero existen técnicas como la cirugía refractiva con lentes intraoculares que son una buena opción. Se valora en consulta y se decide qué tipo de lentes son las adecuadas a cada paciente, a su tipo de córnea y a sus necesidades visuales.
Es mucho más frecuente que aparezcan hemorragias en el post-operatorio de una intervención, especialmente si se ha practica vitrectomía, en el caso de los pacientes con retinopatía diabética. Esto se debe a que las paredes de los vasos de estos pacientes son enormemente frágiles y más tendentes a producir sangrados.
Antelación
En ocasiones, los pacientes desean realizarse tratamientos para verse mejor antes de un evento o de una ocasión especial. En estos casos, en líneas generales, se suele recomendar realizarlos con una antelación mínima de 3 semanas, para que:
- se puedan apreciar los resultados definitivos
- no hayan marcas
- tener margen para realizar retoques, en caso de que sean necesarios
Tratamientos quirúrgicos
Por su parte, los tratamientos quirúrgicos se suelen realizar con una antelación mínima de 2 meses para poder apreciar los resultados definitivos. En este sentido, generalmente, son cirugías mínimamente invasivas, sin marcas visibles, que tienen por objetivo mantener la armonía del rostro del propio paciente, alejándose de resultados demasiado artificiales.
La mejor época del año
La mayoría de tratamientos tanto de medicina estética, como quirúrgicos, pueden llevarse a cabo en cualquier momento del año.
La única excepción son los láseres (IPL y CO2), cuya aplicación no se realiza en periodo estival, ya que los rayos del sol inciden de forma negativa en el postratamiento.
Descubre aquí todos los tratamientos que realiza el Departamento de estética.
Si practicas deporte, debes tener el mismo cuidado que cualquier otra persona. Puedes utilizar gafas de protección para evitar lesiones o irritación ocular.
Por otro lado, el ojo con alta miopía tiene una mayor predisposición a padecer ciertas enfermedades oculares, especialmente de retina.
Algunos de los principales problemas relacionados con este factor de riesgo son el desprendimiento de la retina, la degeneración de la retina central por placas de atrofia, el crecimiento de vasos por debajo de la mácula (centro de la retina), el agujero macular miópico y la separación de las capas de la retina macular (squisis).
Estas enfermedades pueden provocar una discapacidad visual importante e incidir directamente en la calidad de vida, por lo que es importante diagnosticarlas de forma precoz. Existen ciertos signos de alarma, como la aparición de moscas volantes (manchas negras que se mueven entorpeciendo la visión), la visión de luces similares a flashes, manchas fijas en la visión o la visión distorsionada de las líneas rectas. Ante cualquiera de estos síntomas, visita a tu oftalmólogo.
Te puede interesar: Un “cinturón” de silicona logra ceñir el globo ocular y reaplicar la retina desprendida o desdoblada en altos miopes.
Las inyecciones intraoculares actúan liberando fármacos de forma local en el interior del ojo, especialmente en la retina y de forma aun más específica, en la mácula (zona central de la retina responsable de la visión de detalle). El caso más claro es el tratamiento de la DMAE, aunque también se aplican con éxito en casos de trombosis retiniana, alta miopía y de enfermedades vasculares de la retina, como edema macular diabético. Con el uso de las inyecciones intraoculares, se ha conseguido que cerca del 60% de los pacientes tratados recupere la visión, frente al 20% que lo hacía con otras técnicas, y se evitan los riesgos asociados a la cirugía, cuyo número se ha reducido casi a la mitad en los últimos años, gracias a esta opción farmacológica. Al ser un campo que se está desarrollando a un ritmo vertiginoso, se espera que pronto también puedan tratarse patologías hereditarias de la retina que actualmente no tienen cura.
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